Cuando percibimos algo, en este caso, una pintura, podemos
mirar detalladamente la composición con la que está creada y los elementos que
la forman. Saliendo de los límites de lo “percibido” podemos estar hablando de
las cosas que sabemos(o podemos informarnos) sobre dicha pintura; como quién la
realizó, para qué, cuál es la historia que lleva detrás, y muchas otras
preguntas similares. Pero también, considero que al enfrentarnos ante una obra
de arte nueva o desconocida, es esencial que ésta hable por sí sola. El buen
arte no tiene que tener la necesidad de explicar nada y la pieza tiene que
conmover, hacer reflexionar al espectador situado frente a ella sin falta de
una explicación extra del mismo autor de qué es lo que quiso transmitir.
Necesitamos percibir más un arte independiente, con vida propia.
Lou Ros
No hay comentarios:
Publicar un comentario